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martes, 11 de enero de 2011

MI ABOGADO EL DE INTERNET

Hoy ha venido un cliente al despacho para que le llevemos un accidente de tráfico. Lo hace porque lleva tiempo con el asunto y, aunque está muy interado por internet de las tablas que se aplican por secuelas y esas cosas, prefiere estar bien asesorado.
Mi abogado el de internet.
Acudir a google, o a yahoo, o al buscador de turno cuando tienes cualquier duda es algo habitual. Si te vas de vacaciones, buscas información del destino en Internet; si vas a comprar un coche, miras en la red qué dicen de él; si necesitas una casa, entras en los buscadores de compra y venta de viviendas; si te han diagnosticado una enfermedad, miras en la red en qué consiste, cómo se cura, qué medicamentos se utilizan contra ella o, si es muy grave, te vuelves loco mirando los porcentajes de curación, supervivencia o las secuelas que la operación te deja. Parece que todo está en Internet y, cómo no, también el abogado.
Si estás pensando en celebrar un contrato de compra, o de alquiler, o qué hay que hacer con una herencia o qué ocurre si has sufrido un accidente, te metes en Internet y miras a ver qué dicen sobre él.
Seguro que muchos propietarios calcan un contrato de arrendamiento de una plantilla que han encontrado en una página web, o se fían de lo que dicen sobre las implicaciones fiscales de un negocio y luego van de resabiados a la negociación con la otra parte.
Parece que todo está en la red pero hay que tener cuidado. Igual que es peligroso, y malo para la salud mental, fiarte de lo que encuentres en google sobre una enfermedad; igual de malo, y  malas consecuencias para el buen fin del negocio, tendrá calcar un contrato que encuentres en la red.
Fiarse de lo que encuentras navegando puede ser un avispero de litigios, por lo que no es conveniente acudir al ordenador, entrar en el buscador, meter las palabras clave y seguir a pies juntillas lo que allí te encuentres; ya que, igual que ningún paciente es igual, los asuntos no se cortan por el mismo patrón y siempre habrá circunstancias especiales que hagan que sea mejor un buen consejo de tu abogado.
El buen abogado, al igual que el médico, estudia el caso concreto y aconseja a la vista de ello. Y es que con el derecho, como con la salud, no se debe jugar, pues si juegas es fácil que pierdas.
No estoy diciendo que sea malo consultar en el mayor buscador del mundo sobre tal o cual asunto, pero igual que en la wikipeida te pueden meter un gol, y es mejor acudir a una buena enciclopedia, seria y contrastada, pienso que, aunque no esté mal “echar un ojo” en la red, ante cualquier problema jurídico es mejor acudir al abogado.
Otra cosa es que des con uno bueno o malo pero, de entrada, tendrás a quién pedir responsabilidades. Vaya, pues, a un abogado de carne y hueso si tiene alguna contienda que dilucidar. Si acude a su abogado “el de la Internet” es posible que pierda el negocio, se quede compuesto cuando pierda y con cara de lelo cuando, a la postre, tenga que acudir a un especialista para desfacer el entuerto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me ha encantado el artículo, tiene toda la razón. La gente debería empezar a pensar que aunque en google y en "la internet" hay respuesta para todo, no siempre será la que le solucione el problema.