¡No hay derecho! ¡No hay derecho!, expresión que solemos utilizar cuando no estamos de acuerdo con algo, cuando nos usurpan algo porque sí, cuando te mereces, o se merecen, algo mejor.
No hay derecho no es una buena expresión, al igual que ¡Es injusto!. Es injusto se puede utilizar cuando uno pierde unas elecciones, un juicio o porque le ha dejado su novia. Pero el derecho, lo justo y lo injusto, es difícil de definir en estos casos.
Es muy fácil encerrarse en esas frases y quedarse ahí, agazapado entre la injusticia y el nohayderecho.
El empleo de esas fórmulas de justicia-no justicia se debe a que siempre creemos que existe una ley suprema, bien sea la material, la creada por el hombre para regir la sociedad; o la inmaterial, para la que se necesita fe, pues es preciso fiarse de que existe, imposible demostrarla empíricamente. De ahí que siempre digamos que no hay derecho cuando algo te quema, cuando algo se sale de todas las normas, de los cánones, las estadísticas, lo habitual, lo cotidiano, lo que casi todo el mundo tiene, el curso aparentemente normal de las cosas. Un acontecimiento desgarrador puede impulsarte a tirarte por un puente o a ver todo de forma más relativa.
Lo que crees que son hoy tus derechos pueden arrebatártelos mañana sin piedad, y no poder hacer nada al respecto.
Lo que sí está claro es que aquél derecho que tenías no se olvida, olvidarlo es un grave error.
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