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miércoles, 6 de abril de 2011

LOS DERECHOS DEL NIÑO

Hace un par de años en nuestro país se suprimió la última frase del artículo 154 del código civil que decía que los padres podían corregir razonable y moderadamente a los hijos. Es lo que los medios de comunicación llamaron "la supresión del cachete”.
Ahora, el código civil no ampara los toques de atención fuera de lo normal. La educación se ha de hacer con moderación, es lo que vino a decir el legislador. Vamos, que no se les puede reprimir siquiera con un cachete.
Pero aparte de esos derechos debería existir otro derecho del niño a jugar y tener tiempo libre. Según algunos estudiosos del tema, los niños que más tiempo dedican a jugar son los que, en su madurez, serán más despiertos. Pero hoy en día, entre los deberes y las actividades extraescolares, raro es el niño que disponga de dos horas por la tarde para jugar con sus juguetes.
Del colegio a natación, de natación a ballet, de ballet a música, de música a japonés, del japonés a ajedrez y todo ello sin olvidar el inglés. Es tan acelerada la vida del niño que, como también he leído en alguna ocasión, puede sufrir hasta estrés.
Debería existir una protección también en este sentido y, aparte de no amparar a los padres a dar un cachete a los niños, prohibirles que apuntaran a sus hijos a tantas actividades extraescolares. Quizás el exceso de celo por darles lo mejor, por protegerles, por ampararles y por darles tanto de todo se convierta, a la postre, en otra faceta objeto de protección. Es como si el ejercicio abusivo de los derechos del niño, en el sentido de potenciarlos al máximo, se convirtiera en otra inmiscusión en sus derechos. Porque educarlos y procurarles una formación integral no implica obligarles a aprender chino, kárate y punto de cruz, quizás darles más tiempo para sus juegos sea la mejor formación que se les pueda dar.

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